El Esquema Oculto
Existen poderosos paralelismos bajo las diferencias de la superficie. De hecho, es casi como si los sistemas políticos de todas las naciones de la segunda ola hubieran sido construidos a partir del mismo esquema oculto.
Después de milenios de agricultura, les resultaba difícil a los fundadores de los sistemas políticos de la segunda ola imaginar una economía basada en el trabajo, el capital, la energía y las materias primas, más que en la tierra.
El ritmo de la vida de la primera ola era lento. Las comunicaciones eran tan primitivas, que un mensaje del Congreso Continental de Filadelfia podría tardar una semana en llegar a Nueva York. Un discurso de George Washington tardaba semanas o meses en alcanzar las tierras del interior.
Pero, aun cuando inyectaron estas presunciones de la primera ola en nuestras instituciones políticas, los revolucionarios de la segunda ola tendieron también sus ojos hacia el futuro. Y, así, la arquitectura que levantaron reflejaba algunas de las más recientes nociones tecnológicas de su tiempo.
Mecanomanía
Los hombres de negocios, intelectuales y revolucionarios del primer periodo industrial, estaban virtualmente hipnotizados por la maquinaria. Se sentían fascinados por las maquinas a vapor, relojes, telares, bombas y pistones.
Pero esta mentalidad mecanicista no fue producto del capitalismo. Por ejemplo, Lenin describía el Estado como “nada más que una maquina utilizada por los capitalistas para reprimir a los obreros”. Empapados de estas ideas mecanicistas, imbuidos de una fe casi ciega en el poder y la eficiencia de las maquinas, los revolucionarios fundadores de las Sociedades de la segunda ola, tanto capitalista como socialista, inventaron –nada sorprendentemente– instituciones políticas que participaban de muchas de las características de las primeras maquinas industriales.
El equipaje representativo
Las estructuras de forjaron y soldaron se basaban en la noción elemental de la representación. Los componentes eran:
- Individuos armados con el volo
- Partidos para reunir votos
- Candidatos que, al ganar votos, quedaban instantáneamente transformados en “representantes” de los volantes.
- Legislaturas (Parlamentos, congresos)
- Ejecutivos (presidentes, primeros ministros, secretarios de partido) que introducían programas políticos para luego imponerlas como leyes resultantes.
Los votos eran agregados por los partidos, que funcionaban como “alimentadores” del sistema. Recogían votos de numerosas fuentes y los introducían en la maquina sumadora electoral, la cual los combinaban en proporción a la fuerza o mezcla del partido.
Así como la fábrica vino a simbolizar toda el área industrial, el Gobierno representativo (por desnaturalizado que esté), se convirtió en el símbolo de status de toda nación “avanzada”. De hecho, incluso muchas naciones no industriales –bajo las presiones ejercidas por los colonizadores o a través de la ciega imitación– se apresuraron a instalar los mismos mecanismos formales y a utilizar el mismo universal equipaje representativo.
La fábrica de leyes global
Y tampoco se hallaban estas “maquinas de democracia” limitadas al nivel nacional. Fueron instaladas también a niveles estatales, provinciales y locales, hasta el Consejo de ciudad o aldea.
Millares de estas maquinas representativas funcionan en regiones no metropolitanas, y decenas de millares más.
Se puede afirmar que más de cien mil de estas maquinas están ahora fabricando leyes, decretos, reglamentos, y normas solamente en países de la segunda ola.
Los miles de mecanismos representativos construidos a partir de los componentes del equipaje representativo fueron, así, formando una sola e invisible super máquina: una fábrica de leyes global. Nos queda ahora solamente ver como eran manipuladas las palancas y controles de este sistema mundial… y por quien.
El ritual de seguridad
Las elites integracionales programaron la maquinaria política de manera distinta en cada lugar, controlando el número de partidos o manipulando la capacidad de voto. Pero el ritual electoral (la farsa, dirían tal vez algunos) fue empleada en todas partes. Las elecciones desempeñaban la función de válvulas de escape a las protestas procedentes de abajo.
En resumen, las elites crearon una poderosa maquina de funcionamiento continuado destinada a trabajar juntamente con el procesador democrático intermitente. Solo cuando vemos juntas estas dos maquinas podemos empezar a comprender cómo se ejercía realmente el poder del Estado en la fabrica de leyes global.
Cuando los obreros por ejemplo, comenzaron a luchar por el derecho a organizar sindicatos, fueron hostigados, acusados, de conspiración, seguidos por espías de la empresa o apaleados por la Policía y por cuadrillas de matones.
En este sistema, el gobierno representativo era el equivalente político de la fábrica. De hecho, era, una fabrica destinada a la confección de decisiones integracionales colectivas.
Si las estructuras políticas de la segunda ola van quedándose cada vez más anticuadas, incapaces de hacer frente a las complejidades actuales, parte de las dificultades, como veremos. Radican en otra crucial institución de la segunda ola: la nación-Estado.
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