¿POR QUÉ INVESTIGAR EL FUTURO?

INVESTIGAR EL FUTURO

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Sin duda, generar visiones positivas sobre el futuro  per­mite crear futuros deseados y basar la planificación y las decisio­nes sobre ellos.
Podemos resumir que, filosóficamente, el futuro no existe, sólo existe si se piensa prospectivamente. El futuro no está predeterminado, no es único, sino múltiple, existen muchos futuros posibles.



Michel Godet, nos explica que frente al futuro, los hombres tenemos la elección de adoptar cuatro actitudes:
· El avestruz pasivo que sufre el cambio,
· El bombero reactivo que se ocupa de combatir el fuego una vez este se ha declarado,
· El asegurador pre-activo que se prepara para los cambios previsibles pues sabe que la reparación sale más cara que la prevención, y
· El conspirador pro-activo que trata de provocar los cambios deseados.

Por lo tanto, es importante investigar el futuro, ya que es el espacio donde pasaremos el resto de nuestras vidas. Este aserto, de por sí, señala una importante razón para conocer e investigar el futuro. Necesitamos saber qué condiciones tendremos para nuestro trabajo, la vida personal, la de nuestras organizaciones y nación y, también, de todo el orbe.
La construcción del futuro depende del conocimiento que de él tengamos, las previsiones que tomemos y la estrategia que desarrollemos. Recordemos que el futuro es el dominio de la potencialidad entendida como base del poder.
Balbi, señala que no es el futuro un dominio de la fatalidad. Aquí irrumpe la necesidad humana de intervenir en la marcha de la historia, de administrar su progreso en lugar de dejarlo al oscuro juego de las fuerzas de "la naturaleza" que las arreglaría a través de reglas o equilibrios fundamentales.

Por último, la decisión es la posibilidad de seleccionar, con la libertad del primer postulado y con el poder o la factibilidad de su ejercicio (segundo postulado)- cómo intervenir frente al futuro que es formulado como hipótesis de evolución del pasado y de sus tendencias "pasadas", se tiene la posibilidad de seleccionar, de tomar una opción y no otras para modelar el futuro que más convenga. Aquí la libertad se vuelve necesidad, y dicha necesidad deviene acción.

En este sentido, es claro que la sociedad no puede ejercer un control absoluto sobre los acontecimientos del futuro; sin embargo, puede influir de tal suerte, que logre obtener los resultados previstos.

Para Gaston Berger "contemplando el futuro se transforma el presente". Por ello, el mirar a lo lejos nos ayuda a resolver los problemas de hoy. Lo futuro puede ser posible, probable, deseable y factible. Posible puede ser todo aquello que puede suceder donde el espectro de posibilidades es amplísimo; lo probable por las leyes matemáticas da posibilidades de ocurrencia en un determinado margen positivo; lo deseable es de esas imágenes más probables, cuáles son más útiles a nuestros intereses, a nuestros deseos, allí entra a jugar el valor, lo axiológico; y lo factible es de aquello que es posible, probable, deseable, lo que puede ser realizable.

El Dr. Roy Amara, señala diversos objetivos del estudio del futuro, o mejor, de los futuros, entre los cuales se encuentran:
A) Identificar y analizar alternativas futuras.
B) Caracterizar el grado de incertidumbre asociado con cada opción futura.
C) Examinar las implicaciones de una gama de planteamientos hipotéticos.
D) Adquirir una mayor comprensión de los procesos de cambio.
E) Aguzar el conocimiento y comprensión sobre nuestras preferencias.
Finalmente, para investigar el futuro, tenemos ser conscientes, específicamente que es lo que realmente buscamos, a la vez, establecer las herramientas y los cursos de acción necesarios, para lograr el objetivo, y así nuestra planificación sea exitosa, como lo dijo Joel Arthur Barker: “Usted puede y debe dar forma a su propio futuro. Porque si no lo hace, seguramente alguien lo hará".
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